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Jairo Puentes Bruges
Martes 19 de marzo de 2019 - 12:00 PM

Terrorismo ambiental empobrece aún más a los pobres

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La semana pasada se registraron nuevos atentados contra el oleoducto Caño Limón Coveñas. Como resultado de estas demenciales acciones el río Catatumbo fue afectado -una vez más- por graves derrames de petróleo. Lo que -por supuesto- agrava aún más la difícil situación social y económica de los campesinos, pescadores y familias que viven en estas atribuladas zonas. Las autoridades atribuyeron este hecho a la guerrilla del ELN; aunque también delinquen en estos sitios otros grupos. Este año se han registrado trece atentados contra el oleoducto Caño Limón y cuatro contra el Transandino. El año pasado, se reportaron 107 atentados contra estos oleoductos. Miles de barriles de crudo se han derramado sobre cultivos, bosque natural y corrientes de agua; lo que ocasiona además enormes gastos oficiales derivados de la recuperación de estos sistemas.

Durante otro atentado registrado el pasado 12 de febrero se contaminó la quebrada La Llana y el río Catatumbo; lo que ocasionó una emergencia ambiental. Las imágenes mostraron al Catatumbo cubierto por una mancha negra en más de 100 kilómetros. Muchas familias se quedaron sin agua y fueron afectadas las actividades agrícolas. Las autoridades ambientales reportaron efectos negativos sobre peces, anfibios y mamíferos. Corponor estima que la recuperación del río tardará unos 15 años.

En columna de julio 16 / 2014 (El terrorismo ambiental de la guerrilla), me refería a los tremendos daños ocasionados por los atentados “contra la infraestructura petrolera. Incalculables efectos negativos sobre la fauna y la flora; pero también sobre las aguas y los cultivos de campesinos, pescadores e indígenas establecidos en zonas cercanas”. Después del acuerdo suscrito con las Farc terminaron los atentados de esta guerrilla; pero al parecer siguen con estos actos demenciales el ELN, disidentes de las Farc y otros. Así como resulta difícil entender las motivaciones del sangriento ataque terrorista que asesinó a jóvenes cadetes en enero pasado, es también difícil comprender las motivaciones de estos locos atentados. Pues estos ataques no obedecen a ninguna lógica social ni política. Y -como ya se ha dicho- afectan sobre todo a gente del pueblo que la guerrilla, en el colmo de la incoherencia, dice defender. Por lo demás, estos atentados le facilitan el juego a la caverna nacional que se opone a negociaciones con los grupos armados.

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